El Museo Reina Sofía exhibe la enigmática abstracción de la artista india
Coproducida por el museo de arte Kiran Nadar de Nueva Delhi y el Museo Reina Sofía, el edificio Sabatini recibe la primera gran retrospectiva internacional de Nasreen Mohamedi, uno de los nombres propios de la abstracción.
“La espera forma parte de una vida intensa”, esta frase extraída de los cuadernos de la artista pone en situación al visitante, ante una contundente muestra de 216 obras entre collages, dibujos en tinta, pinturas y fotografías, que reflejan una visión estética depurada, sin concesiones.
Mohamedi nadó a contracorriente en la India de la época, nació en Karachi en 1937, hoy Pakistán. Huyó de la figuración tradicional, de los colores vivos, de los grandes formatos para desarrollar a través de la línea, los espacios, tejer geometrías, movimientos diagonales o líneas entramadas. Mohamedi demuestra que con los mismos elementos puede crear figuras distintas.
Clave para su obra fue su formación en la St Martin’s School of Art de Londres donde conoció las obras de Málevich, Klee y Kandinsky de los que adoptó esa delicada forma de tratar el movimiento.
Al final del recorrido aparece la fotografía, un género que le interesó por sí mismo, no como un modo para trabajar la pintura. No busca llenar el encuadre sino liberarlo, prefiere crear espacios en aras de plasmar obsesivamente una imagen nítida y contemplativa, fuera del tiempo, quizás por ello no firmaba ni fechaba sus obras.
Después de Madrid, la exposición viajará al Metropolitan Museum of Art en su nuevo edificio de Manhattan, Nueva York, hasta hace unos meses sede del Whitney Museum, reservado para presentar lo más transgresor. Nasreen Mohamedi ya no podrá escapar del anonimato del gran público, como cuando en los años 90 las casas de subastas internacionales se abastecieron de obras asiáticas, pero su nombre quedó sólo para los expertos.