En la exposición el espectador se encontrará frente a frente con 42 obras que muestran cómo el arte traspasa a través de la imagen, perspectivas, diálogos y una visión del mundo del siglo pasado. Sorolla marca el recorrido desde el minuto uno con iconografías de escenas cotidianas, paisajes sin rostros humanos en estado puro con un cierto halo de espiritualidad.
La exposición finaliza con tres salas dedicadas una a Picasso y sus escenas de La californie; una a Manolo Valdés y su infanta velazquiana; y una al artista Julien Opie, amante de la tecnología. Destaca el retrato del piloto de automovilismo, Jenson Button, de 2004, la única pieza de la exposición que pertenece a la Colección Carmen Thyssen.
Pilar Giró, comisaría de la exposición, nos adentra en la muestra: